Cuando llueve, estoy seguro que piensas lo mismo que yo, ¿por qué será que la frescura de la lluvia hace que te enciendas? Claro porque cuando la lluvia cae y humedece los pétalos de las rosas, de la misma forma te humedeces y enciendes la llama de la pasión, que solamente puede ser mitigada con tu húmeda y cálida morada, la magia de la lluvia hace que nuestros cuerpos ardan desenfrenadamente y que luego vuelva la calma después de la tempestad.
(José Luis Zabaleta Mora).
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